El modelo punitivo, según el texto que hemos trabajado, establece varias limitaciones como: no promover el diálogo y comprensión de lo sucedido entre los alumnos implicados; puede darse el caso de que el conflicto no se resuelva tras la aplicación y cumplimiento del castigo pertinente porque no se produce la reconciliación de las personas implicadas; e incluso el castigo establecido al alumno “agresor” puede provocar un aumento del sentimiento de indefensión en la “víctima”.
Es cierto que estas circunstancias pueden darse pero no todos los acontecimientos que se trabajan con el modelo punitivo presentan estas consecuencias. En ocasiones la aplicación de un castigo fomenta el sentimiento de aceptación y comprensión de lo sucedido de la persona que ha realizado el “daño”, ya sea contra alguien o contra sí mismo y, el reconocimiento por su parte de que lo que ha realizado no lo debe repetir, le permite terminar con el conflicto y dejar éste aparcado. De esta forma se puede producir una reconciliación de las personas implicadas en el conflicto.
Teniendo en cuenta mi experiencia, he vivido momentos en el instituto de enfrentamientos entre compañeros que han tenido como final inmediato de los mismos el castigo (sin recreo, parte…). Esta medida en algunos casos ha resultado efectiva porque los compañeros implicados reconocieron sus errores y se reconciliaron; en cambio, otras veces, como argumenta el texto, no propició la reconciliación, logrando incluso que el problema fuese a más. También es cierto, que las relaciones que tenían los compañeros entre ellos antes de que se diese el conflicto resultaba importante para que la reconciliación se llegase a dar o no.
En relación al modelo integrado, la ventaja fundamental es que fomenta el diálogo entre las personas implicadas para la resolución del conflicto, y éste se pone en conocimiento de los demás compañeros para terminar de dar la solución al problema y/o para que los demás compañeros conozcan el conflicto que se había producido y cómo se resolvió el mismo. Este modelo lo he observado en las prácticas. La profesora se dio cuenta de que existía un problema entre dos de sus alumnas. Habló con ellas individualmente para conocer sus puntos de vista y más tarde dialogó con ellas conjuntamente, intentando que las alumnas pudiesen resolver el problema que se había producido. En esa conversación se resolvió en un primer momento el problema, más tarde se habló con los demás alumnos el tema que motivó el conflicto, opinando los mismos sobre lo sucedido y dándoles a conocer la resolución que se iba a llevar a cabo para dar fin al problema. El conflicto se solucionó y la relación de las alumnas volvió a ser la que tenían antes de que se diese el problema.
Relacionando el texto con el video que vimos en clase, se trata la importancia de que se establezca en los centros planes de convivencia que ayuden a la resolución de conflictos que se pueden presentar en el centro, y donde los alumnos conozcan qué consecuencias pueden tener los actos que realizan.
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